Tema XIV. Principales novelistas europeos del sigloXIX.


Tema 14: Principales novelistas europeos del siglo XIX. Temas recurrentes en las novelas del periodo: las diferencias sociales, el adulterio.

La literatura francesa

 

Honoré de Balzac

 Las ideas de Balzac (1799-1850) sobre la novela, que expuso sobre todo en el prólogo de su vastísima obra La comedia humana, nos servirán para desentrañar las principales características de la novela realista.

A partir de las ideas de Lamarck, Buffon y Geoffrey-Saint Hilaire, Balzac emprende la "comparación entre la humanidad y la animalidad". Descubre nuestro autor una gran semejanza entre la sociedad y la naturaleza. La sociedad actúa sobre el hombre de manera semejante a la que el medio ambiente actúa sobre los animales. Se pregunta: "¿La sociedad no hace del hombre, según los medios en que su acción se despliega, tantos hombres diferentes como variedades existen en la zoología? Las diferencias entre un soldado, un obrero, un administrador, un abogado, un ocioso, un sabio, un hombre de estado, un comerciante, un marino, un poeta, un pobre, un sacerdote, son, aunque más difíciles de captar, tan considerables como las que distinguen al lobo, al león, al asno, al cuervo, al tiburón, al buey marino, a la oveja, etc." El conde de Buffon ha logrado reunir y clasificar al "conjunto de la zoología". Balzac, por su parte, intentará una "obra del mismo género con respecto a la sociedad". Pero esta obra es sumamente compleja: la mujer y el hombre difieren notablemente, los hombres viven numerosos dramas y se agitan en la confusión, "el animal no tiene mobiliario, ni artes ni ciencias", y además, "los hábitos de cada animal son idénticos en todo tiempo; mientras que los hábitos, las ropas, las palabras, las viviendas de un príncipe, de un banquero, de un artista, de un burgués, de un sacerdote y de un pobre son enteramente diferentes y cambian a la par que las civilizaciones”.

Entre los autores románticos, Balzac reconoce a un antecesor: Walter Scott, quien al proponerse en sus novelas la reconstrucción más exacta posible de la vida y costumbres de la Edad Media, logra para el pasado, lo que Balzac deseaba hacer para el presente. Sin embargo, Scott "no pensó en ligar sus composiciones una con otra a fin de coordinar una historia completa, de la que cada capítulo hubiera sido una novela y cada novela una época".

Este sería el sistema de enlace de las novelas que compondrían La comedia humana entre 1830 y 1850. En su plan, "la sociedad francesa iba a ser el historiador, y él tenía que limitarse a ser el secretario. Levantando el inventario de los vicios y de las virtudes, reteniendo los principales datos de las pasiones, pintando los caracteres, escogiendo los sucesos principales de la sociedad, componiendo tipos para la reunión de los rasgos de varios caracteres homogéneos, quizá pudiese llegar a escribir la historia descuidada por tantos historiadores: la de las costumbres".

El tema de su obra sería la sociedad, francesa del siglo XIX; pero Balzac no se conformaba con eso, también pretendía "estudiar las razones o la razón de estos efectos sociales, y captar el sentido oculto de este inmenso conjunto de figuras, de pasiones y de sucesos". Tras encontrar el motor social habría que "meditar sobre los principios naturales y ver en qué se apartan o se acercan las sociedades de la regla eterna, de lo verdadero y de lo bello... Así descrita, la sociedad debía llevar consigo la razón de su movimiento". Desde su ideología monárquica, Balzac iba a lograr describir estos móviles sociales para llegar a la conclusión, de que el motor de la sociedad era el deseo por alcanzar el poder que concede el dinero. Esto lo logra gracias a su intuición de escritor, a su agudeza de observación y a la fidelidad con que recoge los datos del exterior.

La división de La comedia humana tiene también su razón de ser: "la multitud de personajes, de escenarios, de épocas, exigían marcos... De aquí las divisiones tan naturales... en Escenas de la vida privada, de provincia, parisiense, política, militar y del campo". En esta división es donde se puede ver con claridad la influencia de las teorías de Geoffroy-Saint Hilaire, acerca de la influencia del medio ambiente, que para Balzac condiciona también al hombre. Si, entendemos por medio la ciudad, la provincia, el campo, la profesión, el grado de inteligencia y la evolución dentro de la sociedad, queda explicada la división de La comedia humana.

La tarea de reflejar en sus novelas la sociedad entera de la Francia de su tiempo era descomunal: “He procurado dar una idea de las diferentes comarcas de nuestro hermoso país.

Mi obra tiene su geografía corno tiene su genealogía y sus familias y sus lugares y sus cosas, sus personas y sus hechos...” Balzac la emprende con una implacable energía creadora, mediante la aparición de varios personajes que se repiten a lo largo de las diferentes novelas, logra integrar ese mundo que había decidido crear. No debemos juzgar a Balzac como un frío observador a partir de sus palabras, acerca de la semejanza de la animalidad con la humanidad. Aunque su deseo era acercarse al biólogo, la pasión con que contemplaba al mundo circundante es una de las características de su obra, y sentía a sus personajes tan próximos y vitales, que se conocen varias anécdotas en las que se refiere a sus personajes como a seres que en realidad existían y que tenían incluso más vigencia que la realidad inmediata. Balzac amó sobre todo a Paris, con sus grandezas y vilezas. Se consideran como sus mejores obras Eugenia Grandet, La prima Bette y Papá Goriot. Rastignac, el joven protagonista de esta última, representa al joven llegado a la ciudad cargado de ideales, pero que irá prescindiendo de ellos para introducirse en un mundo degradado: las capas altas del París decimonónico.

Emile Zola

En los escritos de Émile Zola (1840- 1902) se desarrollan las bases teóricas de la novela naturalista. Las encontramos principalmente en “La novela experimental” (1879), ensayo en el que Zola reelabora los lineamientos de la obra del médico Claude Bernard: Introducción al estudio de la medicina experimental. De manera igual que en el realismo, nos encontramos que el punto de partida de la literatura vuelve a ser la ciencia, aunque esta vez de manera más patente. El punto de partida del novelista experimental ha de ser la observación: como en el caso del científico, el escritor naturalista constata pura y simplemente los fenómenos que tiene ante sus ojos, tiene que ser "el fotógrafo de los fenómenos, su observación debe representar exactamente a la naturaleza. Pero una vez constatado y observado el fenómeno, llega la idea, interviene el razonamiento y aparece el experimentador para interpretarlo. El experimentador es quien, en virtud de una hipótesis más o menos probable de los fenómenos observados, utiliza la experimentación para obtener resultados definitivos que verifiquen las hipótesis iniciales.” El novelista podrá, de tal modo, dar cuenta de lo que una pasión determinada, actuando en un medio concreto y en unas circunstancias determinadas, producirá desde el punto de vista del individuo y de la sociedad.

En las ideas de Zola (y en sus novelas, huelga decirlo), están implícitas las ideas evolucionistas de Darwin: si los animales están condicionados por el medio ambiente en que viven (y en el que deben luchar por adaptarse) y por los rasgos que le son transmitidos, el ser humano está determinado por el medio social en que nace y crece, así como por los rasgos intelectuales y biológicos heredados. De ahí que la novela naturalista trata de indagar en las causas próximas o determinantes de los fenómenos observados en la realidad: la pobreza, el adulterio, la violencia, el alcoholismo, la prostitución, las injusticias... Se trata, en definitiva de conocer las pasiones nocivas que arrastran al ser humano hacia su degradación, así como su negativa influencia en el cuerpo social. “Conocidos los mecanismos de esos vicios o pasiones, podremos intentar reducirlos o, por lo menos, hacerlos lo más inofensivos que sea posible”.

Y es que la sociedad entera, para Zola, viene a ser como un organismo vivo, un cuerpo humano, con sus propias dolencias y enfermedades. La novela naturalista podrá auxiliar, mediante sus estudios de la naturaleza humana, a otras ciencias como la sociología y la política para regular la sociedad y tratar de aplicar los remedios adecuados para resolver sus problemas. Entre sus obras podemos destacar Naná, La taberna, Germinal, etc.

 

Guy de Maupassant

 
 

Desde joven perteneció al grupo literario que tenía como centro al reconocido novelista Gustave Flaubert, de quien era estrecho amigo, y de quien recibió su formación literaria.

En 1880 publicó el cuento considerado uno de los mejores en su género: "Bola de Sebo", incluido en "Las veladas de Médan". En los años que siguieron realizó más de doscientos cuentos, entre ellos "Mademoiselle Fifi" de 1882 y "La Parure" en 1884.

Sus obras están escritas en un estilo sencillo, en dónde se transmite con realismo lo sórdido y cruel de la esencia humana. Esto se refleja tanto en sus relatos, así como también en sus tres colecciones de recuerdos de viajes, y en sus seis novelas, entre ellas se pueden citar: "Una vida" de 1883; "Bel Amí" de 1885; "Los dos hermanos" de 1888; "La mano izquierda" de 1889 y "Nuestro corazón" de 1890. También destacaremos El collar y El horla.

 

Literatura inglesa

Charles Dickens

Autor de realismo amable, sonriente y tierno, aunque no exento de crítica social. Sus mejores relatos los protagonizan niños o gentes extravagantes o pintorescas. Las condiciones deplorables bajo las cuales sobrevivían las clases proletarias marcarían su obra como escritor: sus novelas son trabajos de crítica social (contra la pobreza, la burguesía y las diferencias sociales). Le influyó la novela picaresca española.

Obra: Destacan La tienda de antigüedades, Papeles póstumos del Club Pickwik, David Copperfield, Cuento de Navidad, Oliver Twist, Una historia de dos ciudades, Tiempos difíciles,  etc.

Robert Louis Stevenson

La vida aventurera definió su proceder literario, en especial sus viajes por países exóticos, que culminaron en la Isla de Samoa, en la que era conocido como el Tusilata (cuenta cuentos) y donde residió los últimos años de su vida con su familia, desde su llegada en 1889.

Sus trabajos, que comprenden tanto novela como escritos poéticos, se caracterizan por la brillante simbiosis entre la vida aventurera y el análisis psicológico de unos personajes marcados por la dualidad moral, todo ello narrado de manera magistral.

Sus obras más famosas son La isla del tesoro, obra maestra de las novelas de aventuras y El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde.

Oscar Wilde

Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde. Es considerado uno de los dramaturgos más destacados de Inglaterra en la época victoriana. Fue poeta y escritor, en 1895 fue condenado a dos años de trabajos forzosos al ser acusado de sodomía. Recobrada la libertad, cambió de nombre y apellido (adoptó los de Sebastian Melmoth) y emigró a París, donde permaneció hasta su muerte. Sus últimos años de vida se caracterizaron por la fragilidad económica, sus quebrantos de salud, los problemas derivados de su afición a la bebida y un acercamiento de última hora al catolicismo. Sólo póstumamente sus obras volvieron a representarse y a editarse. El éxito de Wilde se basaba en el ingenio punzante y epigramático que derrochaba en sus obras, dedicadas casi siempre a fustigar las hipocresías de sus contemporáneos. Así mismo, se reeditó en libro una novela publicada anteriormente en forma de fascículos, El retrato de Dorian Gray ( The Picture of Dorian Gray), la única novela de Wilde, cuya autoría le reportó feroces críticas desde sectores puritanos y conservadores debido a su tergiversación del tema de Fausto.

Literatura rusa

Fiodor Dostoievski.

 Su obra es conocida como la “épica de la angustia”. Sus novelas se centran en ambientes sombríos, donde surgen retratos de atormentadas figuras (exaltados y enfermos espirituales) y el planteamiento de terribles problemas éticos, sociales e ideológicos. De estilo confuso, caótico en las ideas y en el estilo. Lo más reseñable son sus profundos análisis psicológicos en torno a complejos temas humanos: el suicidio, la muerte, el orgullo herido, la destrucción de los valores familiares, el renacimiento espiritual a través del sufrimiento, etc. Fue de gran influencia en la novela europea posterior (Faulkner, Kafka, Gabriel García Márquez, etc.).

 Obra: Destacan Crimen y castigo, El jugador, Humillados y ofendidos, El idiota, Los endemoniados, Los hermanos Karamazov.

León Tolstói

En sus obras actúa como profundo pensador social y moral, una finalidad crítica, siempre en busca de la perfección moral desde el pacifismo, el Evangelio (aunque rechazaba las normas de la Iglesia) y el anarquismo.

Obra: Guerra y paz es la novela que cuenta la invasión napoleónica de Rusia, lo que dará lugar al análisis de 559 personajes. Ana Karenina es la gran novela de instrospección psicológica rusa, que trata el tema del adulterio femenino, tan de moda en el Realismo.

 

Anton Chejov

Hijo de un comerciante que había nacido siervo, Chéjov vio la luz el 29 de enero de 1860 en Taganrog (Ucrania) y estudió Medicina en la Universidad Estatal de Moscú. Cuando aún no había terminado sus estudios universitarios, ya comenzaba a publicar relatos y algunas descripciones humorísticas en revistas. Su fama rápida como escritor y su delicada salud (padeció de tuberculosis, enfermedad incurable en esos tiempos, que finalmente lo llevó a la tumba a los 44 años), hicieron que ejerciera muy poco su profesión de médico. Varios fueron sus dramas en un acto y sus obras más significativas fueron representadas en el Teatro de Arte de Moscú, dirigidas por su amigo Konstantín Stanislavski, como El tío Vania (1899), Las Tres Hermanas (1901) y El Jardín de los Cerezos (1904). Durante su vida inició campañas contra el hambre y el abandono social. Creó escuelas y centros agrícolas en los que se acogieron niños de escasos recursos a los cuales quizo inculcar ideales de formación y proporcionarles alimentación y vivienda.

La crítica moderna considera a Chéjov uno de los maestros del cuento. En gran medida, a él se debe el relato moderno en el que el efecto depende más del estado de ánimo y del simbolismo que del argumento. Sus narraciones, más que tener un clímax y una resolución, son una disposición temática de impresiones e ideas: Vanka, La dama del perrito, etc.

Su nombre quedó en la historia de la literatura como uno de los grandes maestros del cuento.

  

A Gustave Flaubert lo enmarcaríamos dentro de la literatura francesa, pero lo hemos dejado para el final, ya que vamos a dedicarle especial atención a Madame Bovary.

 

Gustave Flaubert. Vida y obra

 

Nació en Ruán (Normandía, Francia), en 1821. Pasó su niñez visitando el hospital donde su padre era médico y donde desarrolló sus magníficas dotes de observación.

Allí vio enfermos y cadáveres, al lado de su hermana Carolina, escalando las tapias del edificio a hurtadillas, hasta que su padre les mandaba bajar y salir de aquel lugar.

Estudió bachillerato en el lycée de Ruán. Según ha dicho el crítico Sainte-Beuve, usaba la pluma como un escalpelo. Una forma de disección que pudo aprender junto a su padre, en sus visitas hospitalarias. Una manera descriptiva que, de puro impasible, no esquiva en ocasiones la crueldad. Por eso se ha hablado de “un regard froidement médical” para definir la mirada flaubertiana. Él mismo reñía en su correspondencia a su amiga George Sand reprochándole que escribía con el corazón, no con la cabeza, dejándose llevar por el sentimiento (lo que para él era sinónimo de romanticismo, estilo aborrecido).

Estudió Derecho en París por contentar a su padre, el famoso cirujano, pues el progenitor ya había asegurado que el hermano mayor, Achille, haría medicina y sería cirujano, como él, así que el siguiente hijo varón debía continuar dando lustre al apellido familiar y tendría que ser un próspero abogado. Pero las cosas no salieron exactamente como don Achille-Cléophas había pensado. En París Gustave decidió que quería ser artista, escritor, y conoció a Maxime du Camp, con quien mantuvo una amistad que duró toda una vida; con él hizo un viaje a pie por las regiones de Turena, Bretaña y Normandía. Su hermana Caroline se casó con Émile Hamard en 1845. Flaubert los acompañó en su viaje nupcial por Italia.

Tras la muerte de su padre (en enero de 1846) y de su hermana (en marzo, al alumbrar a su hija, también llamada Caroline), abandonó la carrera jurídica y se marchó a vivir a una finca familiar cercana a Ruán, en Croisset (que había comprado su padre antes de morir). Allí pasará toda su vida, a excepción de los viajes que realizó. Conoce a la poetisa Louise Colet, con la que inicia relaciones en 1846, pero con la que nunca se casa. La relación entre ambos fue muy inestable, pero apasionada, aunque el gran amor de Flaubert fue sin duda Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux, de La educación sentimental, y que nunca fue su amante, aunque sí su amiga.

Con su amigo Maxime du Camp viaja a pie por Bretaña, Turena y Normandía en 1847. Redactan juntos Par les champs et par les grèves. En 1849 viaja por Oriente (Egipto, Asia Menor, Turquía, Grecia, Italia), vuelve a Croisset en 1851 y comienza Madame Bovary, que aparece en 1856 en La Revue de Paris, de octubre a diciembre, por entregas. En 1857, aparece en forma de libro, publicada por Michel Lévy. La novela causa gran revuelo y Flaubert sufre un proceso judicial. Empieza a escribir Salambó, ambientada en la antigua Cartago, civilización que él intenta resucitar ante el lector con su exquisito y cuidado estilo. El libro aparece en 1862. Está motivado por dos cosas principales: el proceso judicial contra Madame Bovary, que le hizo ocuparse de temas del pasado como forma de evasión del presente, y el deslumbramiento oriental que le había producido el viaje de 1849.

Con Louise Colet mantuvo abundante correspondencia (hasta 1855, cuando rompen definitivamente) que se ha conservado y donde el escritor explica cómo escribe y qué entiende por literatura. La escritora George Sand, de mayor edad que el escritor, fue también su amiga fiel, desde 1863, y con ella también se carteó abundantemente. Las mujeres cercanas a Flaubert mantuvieron con él una interesante relación epistolar. También tuvo amistad con escritores como Alfred Le Poittevin, Turgueniev, Guy de Maupassant

En 1864 comienza L’Éducation sentimentale, crónica moral de su generación. Una novela que pone al descubierto los tópicos románticos: el idilio, la felicidad fácil, la entrega de los enamorados, y que utiliza la ironía realista característica de Flaubert.

El escritor acabó arruinado a los cincuenta años, por ayudar a pagar las deudas de su sobrina Caroline Commanville.

En 1870 los prusianos invaden Normandía y ocupan Croisset. Flaubert se refugia en Ruán, con su madre.

En 1873 estrena la comedia Le Candidat, sobre los vicios y virtudes de los políticos, pero la obra fue un fracaso de público. Tenía ya problemas de dinero e intentaba la aventura del teatro para resarcirse; sin embargo, no lo consiguió. Viaja por Normandía y Suiza.

En 1874 comienza Bouvard et Pécuchet. Amenaza de quiebra económica.

En 1875 viaja a Concarneau, en Bretaña, a casa de su amigo Pouchet.

En 1876 mueren su antigua amante, Louise Colet, y su gran amiga y maestra George Sand, para la que había escrito “Un corazón simple”, pero que ella no pudo leer terminado.

En 1877 publica Trois Contes. Viaja por Normandía.

En 1880 muere, a los 58 años, sin acabar su última novela, Bouvard y Pécuchet, que él definió como “una enciclopedia de la estupidez humana” y que aparecerá póstumamente, en 1881.

 

Flaubert acabó con el mito romántico de la inspiración, se convirtió en un forzado de las letras, en el “ermitaño de Croisset” (la finca donde vivía y trabajaba sin descanso y donde finalmente murió).

El escritor odiaba el tiempo que le había tocado vivir, el siglo XIX, herido por una abundante mediocridad, sin grandeza épica. Vio el ocaso de la aristocracia, el auge de la nueva clase dominante de la burguesía, a la que él mismo pertenecía, pero con cuyos valores no se identificaba.

Para Flaubert, como también para el “poeta malditoBaudelaire, que estudiaremos más adelante, el siglo XIX carecía de grandeza. Es un “burgués burguesófobo”.

 Hippolite Taine, célebre crítico francés, retrató la sociedad decimonónica así:

“una democracia de obreros y campesinos bien administrados, con una burguesía minoritaria que ahorra y se corrompe, y unos funcionarios pasando estrecheces que están esperando el ascenso… El estado tiene un plan: suprimir los grandes destinos, la amplitud de miras, cualquier herencia y cualquier aristocracia, compartirlo todo, producir grandes cantidades de semicultura y de semibienestar, conseguir que de quince a veinte millones de individuos sean pasablemente felices”.

Y esto decía el pintor Eugène Delacroix, en la misma línea de Taine:

“La ausencia general de gusto, la riqueza a la que acceden gradualmente las clases medias, la autoridad cada vez más imperiosa de una crítica estéril cuya mayor característica es aupar la mediocridad y desanimar a los verdaderos talentos, la inteligencia inclinada cada vez más hacia las ciencias útiles, las luces crecientes que asustan las cosas de la imaginación, todas estas causas reunidas condenan fatalmente las artes a quedar sometidas cada vez más a los caprichos de la moda y a perder cualquier tipo de elevación” (Eugène Delacroix, Diarios, artículo “Decadencia”, 25 de enero de 1857, poco antes del proceso de Madame Bovary, de Flaubert).

Flaubert, Baudelaire, Delacroix, TaineArtistas e intelectuales defendieron una reacción elitista frente a la nueva sociedad industrial que igualaba por abajo vulgarizándolo todo. Una postura que recuerda al elitismo intelectual, posteriormente mantenido en España por José Ortega y Gasset.

 

Su obra y estilo

Es considerado el mejor novelista de su siglo, fundador de la novela contemporánea. Aspiraba a lo bello, no a la verdad (a diferencia de Zola). No creía en las generaciones literarias ni en las escuelas, a pesar de que algunos lo consideraban el jefe de filas del realismo decimonónico.

Tenía gran capacidad de observación, describía maravillosamente el alma humana, los ambientes y escenarios, los recovecos de la psicología femenina. Es moroso en las descripciones, quiere ser minucioso, cae en cierta monotonía descriptiva. Amaba la contemplación más que la acción. En sus obras son muy importantes los objetos, los vestidos, los alimentos, la bebida, el dinero, los libros y lecturas, las fiestas, el ambiente de los salones mundanos, los bailes, los teatros de ópera, las calles de la ciudad, la vida rural…, pero también los sueños, los deseos, las ambiciones y aspiraciones de los personajes (para lo que la historia requiere inevitablemente un narrador omnisciente). Sin embargo, lo que se ralentiza muchísimo es la acción novelesca: él mismo dijo que aspiraba a escribir una novela en la que no ocurriera nada (y, en cierta forma, eso es Madame Bovary).

Era pesimista, sus obras transmiten una visión desesperanzada de la vida.

Se ha definido su estilo como «escritura del desencanto». Amargura, desilusión, aburrimiento, fatalidad, fracaso, ironía, crueldad “pointe de sadisme” (Sainte-Beuve), estetización del horror, parodia grotesca…, son notas adscritas a la lectura de las obras de Flaubert.

Tenía afán de perfección, buscaba “le mot juste” y estaba obsesionado por el estilo, (lenguaje, punto de vista narrativo, estructura de la narración…) para elevarse sobre lo vulgar, pues la mediocridad lo horrorizaba.

No tenía convicciones democráticas, era burgués y despreciaba el sufragio universal. Para él el arte era un trampolín sobre la vulgaridad que lo rodeaba (aristocratismo del artista, visto como espíritu selecto).

Aspiraba a la objetividad, se documentaba exhaustivamente, narraba con impasibilidad y neutralidad. Su ideal es lo que llamaba “l’impersonnalité” del narrador, “l’impassibilité”:

Para Flaubert, el escritor no debe simpatizar con sus personajes ni sentir piedad por su destino. La impasibilidad “escondida e infinita” que promueve no impide, sin embargo, la omnisciencia del narrador. Se trata de una invisibilidad todopoderosa y omnipresente, que se ha comparado acertadamente a la presencia de Dios en la creación.

Escribía con lentitud y corregía sin cesar. El crítico Roland Barthes habló de “l’artisanat du style” para definirlo y dijo que la frase de Flaubert era una cosa, un organismo cuya unidad no estaba en su sentido propio, sino en el proyecto narrativo al que servía. La búsqueda de la frase se convertía así, en el caso de Flaubert, en toda una odisea. El autor llevaba vida sedentaria, obligado por la disciplina de su trabajo, únicamente dedicado a la lectura de los clásicos y de los tratados eruditos que necesitaba para documentarse.

No hacía mucho caso de los críticos, él era su crítico más feroz. Eso sí, estaba contento con el aprecio y las críticas favorables de sus colegas: George Sand, Víctor Hugo, Charles Baudelaire, los hermanos Goncourt… Su sistema era la documentación exhaustiva, el viaje a los lugares de la acción y la corrección continua del manuscrito original. Algo parecido a la manera de nuestro Galdós.


Madame Bovary (1856-1857)

Una de las novelas más admiradas de todos los tiempos y más influyentes. Se publicó primero por entregas en la prensa parisina (La Revue de Paris1) y, en 1857, en forma de libro.

Madame Bovary dio lugar al “bovarismo”. Muchas mujeres se identificaban con Emma. El bovarismo consiste en la capacidad del ser humano de soñarse a sí mismo tal y como no es, imaginarse de otra manera, en otro tiempo y lugar. Es una forma de enfrentar la insatisfacción, de superar la frustración.

El bovarismo es hijo del romanticismo y, al mismo tiempo, una crítica de sus excesos de sentimentalidad. ¿Es sátira o nostalgia de un tiempo ido? Una vez más, la ambigüedad flaubertiana. Emma es un Quijote femenino, que enferma de literatura. Su vida es una existencia que se deshace en lugar de hacerse poco a poco con el paso de los años.

El bovarismo es un desfallecimiento del ser o del espíritu que impide a la persona definirse normalmente en relación al mundo. Una dificultad del individuo para ser él mismo y aceptar a los otros tal y como son. Una enfermedad del alma que lleva a rehusar la realidad y a preferir la muerte, el suicidio. Una crisis nerviosa que lleva al mal vivir, al sentimiento de vacío y de impotencia y que se manifiesta en síntomas que rompen la salud: crisis, vahídos, vómitos, lágrimas, hastío, dolor de vivir, abatimiento profundo, depresión… Una deformación de la mirada que conduce al fracaso total, a la ineptitud para la vida.

Emma se sueña distinta a como es. Su exigencia del absoluto la lleva a la tragedia. En cierta forma, es la heredera de la sensibilidad del joven Werther. Y como él, termina suicidándose, pero no por amor, sino por tedio vital.

Dos suicidios abren y cierran el romanticismo: Werther lo inaugura y muestra un camino terrible que otros jóvenes, contagiados, seguirán. Emma lo cierra haciendo ver su creador, Flaubert, lo ridículo de la actitud suicida, la necesidad de superar el llamado “mal du siècle”.

 

La novela produjo un gran escándalo por atentando contra la moralidad pública, pues su protagonista era una mujer adúltera. Además, no se suicidaba por remordimientos, sino por angustia de la ruina que se avecinaba (iba a ser embargada por sus deudores). ¡Y el escritor no condenaba explícitamente el adulterio en su obra! ¡Y las crisis místicas de la protagonista están pintadas con comparaciones que las ridiculizan!

El argumento de Madame Bovary es muy sencillo: la historia de los adulterios de una mujer casada, inspirada en un hecho real: el adulterio de la segunda mujer de Eugène Delamare, médico rural en Ry, un pueblo cercano a Ruán, antiguo alumno en la Facultad de Medicina de Flaubert padre.

Su heroína, Emma Bovary, ha sido estudiado por médicos, psicólogos, sociólogos, críticos. Es un “Quijote con faldas”, él pierde el juicio con las lecturas y ella, el sentido moral, la distinción entre el bien y el mal, lo que la lleva a cometer adulterio sin sentimiento de culpa.

Profundo análisis psicológico de los personajes, que son anodinos, ni malos ni buenos, con sus grandezas y miserias.

Minuciosidad descriptiva sin tomar partido, narración impasible y objetiva, incluso cruelmente fría en algunos momentos. Ambigüedad narrativa, entre el realismo y el romanticismo (denigrado), entre lo trágico y lo cómico, lo grandioso y lo grotesco, la piedad y la ironía. ¿Es Emma una ingenua provinciana que se aburre, es una heroína trágica y romántica, produce piedad o risa su trágico final, es inocente o culpable?

Prosa de gran calidad, precisa y bella. El autor se sugestionó de tal manera para escribir su obra que dijo la famosa frase: “Madame Bovary c’est moi!” Tardó cinco años en escribirla y corrigió incansablemente el manuscrito. Se dice que Flaubert, a pesar de sus ideas sobre la impasibilidad del narrador, llegó a mimetizar de tal manera a su personaje que sintió náuseas y mareos cuando describió el suicidio con arsénico de Emma, incluso padeció un ataque de nervios en el momento de escribir este pasaje de la novela.

La publicación de la obra fue seguida de un gran escándalo y de una querella judicial por “atteintes à la morale”. En 1857 la obra fue condenada, pero su autor quedó libre sin cargos. Se convirtió en un éxito sin precedentes en la literatura francesa.

EL ESTILO EN MADAME BOVARY

El tema general de la obra, como en tantas novelas realistas, es el conflicto entre el individuo y la sociedad en la que vive; es decir, el choque entre sus deseos individuales y la realidad en que se desenvuelve.

En Madame Bovary esta confrontación se concreta en los siguientes temas específicos o subtemas:

·         Concepción romántica del amor.

·         Ambición de poder y fama.

·         Frustración.

·         Infidelidad.

·         Mediocridad y mezquindad de la sociedad

Como es habitual en las novelas realistas, Flaubert sitúa la acción de Madame Bovary en tiempos y espacios próximos al escritor.

El tiempo interno de la narración transcurre en un orden cronológico lineal, a excepción de algunas analepsis o relatos retrospectivos, como la niñez y juventud de Charles y Emma, en la primera parte; y alguna prolepsis o anticipación, que en la novela se configura más bien como ensoñación (es el caso, por ejemplo, de las imaginaciones de Charles acerca del futuro de su hija).

Un aspecto importante es la percepción que tienen del tiempo los personajes, en especial Emma, para quien el fluir temporal de su vida cotidiana se configura como algo reiterativo y monótono. Además, es como si el tiempo discurriera para ella de manera cíclica, por lo que repite el mismo tipo de deseos, frustraciones y errores. Según el ritmo de la narración, el tiempo parece transcurrir más lentamente (el narrador se detiene en descripciones y análisis psicológicos) o de forma más rápida (los acontecimientos se acumulan y precipitan).

En cuanto al espacio, la acción se sitúa en diversas ciudades de Francia: Rouen (donde Charles Bovary realiza sus estudios), Les Bertaux (donde conoce a Emma, su segunda mujer), Tostes (donde Charles vive con su primera mujer y con Emma en los primeros tiempos de su matrimonio), Yonville, (donde vive el matrimonio Bovary el resto del tiempo y donde ejerce Charles) y, de nuevo Rouen, pues allí Emma vive los encuentros con su amante León.

Pero en la vida de Emma no solo existen estos espacios reales, donde se desarrolla la acción. En la mente de Emma están presentes otros lugares imaginarios, soñados por Emma, como París y Roma.

Con la descripción de los lugares, Flaubert cumple las máximas del realismo y consigue crear diversos ambientesque son el reflejo de la sociedad francesa de la época.

Además, la percepción que Emma tiene del espacio que le rodea es subjetiva: la casa del matrimonio Bovary (y también su casa de Les Bertaux) es percibida por ella como un espacio opresivo que le coarta su libertad y sus anhelos. Sin embargo, suele aprovechar los espacios abiertos para dar rienda suelta a sus ensoñaciones y hacer realidad los encuentros con sus amantes.

Procedimientos narrativos

  • Los principales procedimientos narrativos que destacan en Madame Bovary son los siguientes:
  • Predomina el narrador omnisciente en tercera persona, propio de la novela realista, aunque al principio de la novela aparece también un narrador en primera persona del plural, que relata la infancia y juventud de Charles. El narrador demuestra su omnisciencia, es decir, su conocimiento de los recuerdos, pensamientos, emociones y sueños de los personajes constantemente. Pero, al mismo tiempo, se trata de un narrador que intenta no hacerse visible y muestra su objetividad ante lo que relata o describe. De esta forma, Flaubert combina la objetividad casi conductista con la proximidad emocional a los personajes.
  • Flaubert domina los modos de discurso o modos de elocución, que varía en función de las necesidades de la acción:
  • La descripción se emplea para reflejar lugares y ambientes, caracterizar personajes o dar detalles de cualquier realidad. Se trata de descripciones objetivas y minuciosas, que con frecuencia se basan en una amplia documentación y observación del autor (aspectos médicos, jurídicos...). Al mismo tiempo, son descripciones con gran fuerza evocadora, como veremos más adelante al hablar del estilo.
  • Flaubert también domina las técnicas de la narración, con las que consigue hacer avanzar la acción, no solo de los hechos visibles, sino también la acción que atañe a la evolución psicológica de los personajes. El autor maneja con especial habilidad los procedimientos de suspense o intriga, y la recurrencia narrativa. Se puede apreciar la suspensión entre la primera parte y la segunda; y un caso claro de recurrencia narrativa es la reaparición de León al final de la segunda parte (en la ópera Lucía de Lamermoor), ya que protagonizará junto con Emma importantes episodios en la tercera parte.
  • Por último, con el magistral manejo del diálogo y el monólogo, el autor no solo consigue que progrese la acción, sino que también retrata a los personajes por lo que dicen -o callan- y por el tipo de lenguaje que emplean.
  • En la perfecta construcción de los personajes, Flaubert se sirve de diversas técnicas de caracterización:
    • La caracterización del narrador mediante la descripción física (prosopografía) y psicológica (etopeya), con las que va conformando retratos. En estas caracterizaciones todos los elemntos son importantes: los objetos, el atuendo, el pasado de los personajes, su reflexiones...
    • La caracterización indirecta que unos personajes hacen de otros. De este modo, la perspectiva se amplía y el lector posee información de ese personaje desde distintos puntos de vista.
    • La caracterización directa de cada personaje, que deja traslucir su personalidad, posición social o su evolución en sus acciones y en sus intervenciones (palabras o pensamientos).
  • El narrador se vale de tres formas de introducir el discurso de los personajes en la narración:
    • El estilo indirecto, con el que inserta palabras o pensamientos del personaje en su propio discurso y los introduce con verbos de "habla" o "pensamiento" (decir que, contestar, pensar...) y nexos subordinantes (que, si...).
    • El estilo directo en el diálogo y en el monólogo interior, en los que el personaje ofrece directamente sus palabras o pensamientos.
    • El estilo indirecto libre, por el que se ofrece el discurso del personaje desde el punto de vista de este (desde su interior), pero las formas verbales y los pronombres en tercera persona indican que quien lo expresa es el narrador.

 

 

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